Lo que coloquialmente conocemos como codo de tenista no sólo afecta a deportistas de raqueta, sino también a aquellos que fuerzan el antebrazo o la muñeca en actividades tan comunes de la vida diaria como desatornillar algo, escurrir la fregona o usar un martillo, acciones que de repetirse reiteradamente provocan la inflamación del epicóndilo.
Según un estudio catalán, esta lesión es una de las más frecuentes y su prevalencia en la población general está entre el 1 y 3%, la mayoría en edades comprendidas entre 40 y 60 años. Además, la IV Encuesta de Condiciones de Trabajo realizada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo confirma que pintores, trabajadores de la construcción, leñadores, carniceros, mecánicos, fontaneros, chapistas y carpinteros, entre otros, son los profesiones con más riesgo de sufrir una epicondilitis por las demandas físicas de su trabajo.
Mediante una revisión bibliográfica, investigadores de Nueva Zelanda recopilaron estudios que incorporaban ejercicios excéntricos, ya fuera de forma aislada o como parte de un tratamiento y el resultado ha demostrado su eficacia para tratar una epicondilitis lateral. Así pues, y según la literatura científica, la contracción excéntrica de la musculatura de la muñeca y antebrazo ayudaría a prevenir el dolor de codo.
El ICOFCV recuerda que el gesto excéntrico a nivel muscular debe ser pautado por un fisioterapeuta, profesional experto en el sistema músculo-esquelético capaz de garantizar los mejores resultados por conocer el organismo en su proceso biológico y en su regeneración.