Parlem amb... Vicenta Fortuny, Ana Marqués y José Casaña. Especial Mujer y Fisioterapia FAD

El especial del último número de nuestra revista colegial tiene una figura indiscutible: la mujer en la Fisioterapia. En el “Parlem amb...” hemos unido a dos voces femeninas, una veterana y una neófita. Vicenta Fortuny fue una de las primeras colegiadas y cuenta con una amplia experiencia clínica. Ana Marqués hace tan solo un año que se graduó y apenas lleva unos meses trabajando. Ambas, junto al decano José Casaña, nos aportan su punto de vista del papel de la mujer en la Fisioterapia, de cómo ha avanzado y de los retos de futuro.

Parlem amb... Vicenta Fortuny, Ana Marqués y José Casaña. Especial Mujer y Fisioterapia FAD

En primer lugar, una pregunta que siempre nos gusta hacer. ¿Por qué estudiasteis Fisioterapia?

Vicenta Fortuny. En mi caso porque tengo una vocación de servicio innata. Cuando era niña y joven no pude estudiar porque mi madre estaba enferma y yo la cuidaba. Empecé a estudiar cuando me casé, primero los estudios básicos de graduado y luego auxiliar de clínica, donde tuve como profesor a José Ramiro Poyo. Un día de casualidad me lo crucé por mi pueblo, Alcàsser, y me comentó que iban a inaugurar un servicio municipal pionero en el Hogar de los jubilados formado por asistenta social, psicólogo y fisioterapeuta, del que él iba a formar parte, y me invitó a colaborar de manera altruista. Yo estaba en La Fe trabajando como auxiliar de clínica en Maternidad, pero le dije que sí y la experiencia me encantó. Había cuidado a mi madre toda la vida, era algo natural para mí, ayudar a los enfermos me enamoró. A raíz de ello, él mismo me animó a estudiar fisioterapia. Hice el acceso a la Universidad, quedé la tercera y pude entrar. 

Ana Marqués. Siempre había tenido claro que quería estudiar alguna carrera relacionada con la salud. Primero pensé en Medicina porque era la más conocida pero no pude entrar y entre las opciones que tenía elegí Fisioterapia. Y tras hacer el Grado puedo afirmar que no me arrepiento en absoluto, me encanta la Fisioterapia, creo que más de lo que me hubiera gustado Medicina. En nuestra profesión hay un contacto mayor con el paciente y ayudarles es muy gratificante, como he podido corroborar en las prácticas y en el poco tiempo que llevo trabajando como fisioterapeuta en clínica. 

José Casaña. Mi caso es algo distinto a mis dos colegas. Mi trayectoria académica ha sido un tanto variada, llegando a determinar mi situación actual.

Debido a mi pasión por el mundo deportivo, inicié mis estudios universitarios en Educación Física, para dedicarme a la docencia y compaginarlo con la preparación física a deportistas. Durante este trayecto de mi vida se plantearon diversas situaciones que me acercaron a la fisioterapia.

Primeramente, a nivel personal, como deportista sufrí alguna que otra lesión deportiva, teniendo mi primera experiencia con la fisioterapia hace ya más de 25 años, durante la preparación de las pruebas físicas de acceso al IVEF, donde conocí a uno de mis actuales compañeros del departamento de Fisioterapia, Rafa Torres, quien me trató la lesión, ayudándome a presentarme a dichas pruebas. Posteriormente conocí a Salva, fisioterapeuta de Meliana, especializado en lesiones deportivas, quien también me trató alguna que otra lesión en su clínica. El trato recibido durante las sesiones, desde cómo me sentó en la camilla, cómo explicaba la lesión y porqué me aplicaba cada una de las técnicas, me cautivó y ya me empezó a rondó por la cabeza estudiar fisioterapia.

Pero fue posteriormente cuando di el paso. A nivel profesional, como preparador físico tuve que readaptar a deportistas para devolverles sus niveles de rendimiento, y el hecho de no conocer bien los procesos de recuperación de las estructuras dañadas, los mecanismos de lesión y otros aspectos relevantes en el proceso lesivo, hicieron que me planteara diversas cuestiones como, ¿he calculado bien la carga de trabajo?, ¿la intensidad de los ejercicios es la adecuada?, ¿es suficiente el volumen de trabajo para la sesión?, ¿este ejercicio lo puedo aplicar sobre esta estructura dañada?,… todas estas cuestiones despertaron mi interés y la necesidad de adquirir estos conocimientos, llevándome a iniciar los estudios de fisioterapia para así poder especializarme en la aplicación de ejercicios físicos con fines terapéuticos. Y por último estudié enfermería con la idea de montar una clínica en Moncada y ofrecer diversos servicios.

En los tres casos, ayudar al paciente es lo que más os gusta, ¿no es así? 

Vicenta. Lo que José acaba de decir es cierto, te llena muchísimo. La satisfacción personal de ver que una persona que no podía hacer algo cuotidiano, con tu ayuda lo consigue es enorme. A mí me gusta mucho ayudarles tanto físicamente como emocionalmente, animarlos para que no se centren tanto en la enfermedad, a veces el problema más grave es provocado por un estado de ánimo y si cambia esa mentalidad, la enfermedad remite.

Ana. Totalmente de acuerdo, aunque tengo poca experiencia lo que más me gusta es estar con los pacientes y ayudarles.

José. Sin dudarlo, de hecho, quien me conoce sabe que me gusta prestar ayuda.

En Fisioterapia el colectivo femenino es mayoritario. De hecho, más del 60% de los colegiados del ICOFCV son mujeres y este porcentaje es aún mayor en otras comunidades. ¿A qué pensáis que se debe?

José. Yo diría que tiene un componente histórico y uno genético. La fisioterapia nació ligada a la enfermería, la mayoría de las personas que cursaban estos estudios eran mujeres, y esto ha marcado claramente esa supremacía de la mujer en nuestra profesión. Además, en mi opinión, el sexo femenino se identifica con el ámbito sanitario más que el masculino, la única excepción quizá hasta ahora, porque también ha cambiado ya, era en Medicina. Posiblemente tienen un aspecto innato que las acerca más a este tipo de profesiones.

Ana. Comparto lo que comenta José, creo que es algo innato. Lo he vivido en la carrera, donde éramos más mujeres, y lo estoy viviendo también en podología, donde tengo muy pocos compañeros. 

Vicenta. Sí, yo también lo suscribo. Creo que la sutileza y la sensibilidad que caracterizan a la mayoría de las mujeres, el papel que ha tenido tradicionalmente de cuidar a los demás de una manera más activa, sin duda influye. Recuerdo que en mi promoción, ya hace más de 20 años, el 80% éramos mujeres.

¿Cómo ha sido la relación con los compañeros, tanto en la época de estudios como en la de trabajo, os habéis sentido en algún momento discriminadas por ser mujer?

Ana. Yo no me sentido discriminada ni lo he visto nunca ni durante los años de carrera ni en las prácticas que he realizado. Todo lo contrario, siempre nos hemos ayudado unos a otros, he sentido mucho compañerismo.

Vicenta. La verdad es que siempre me he sentido muy valorada y apoyada por los compañeros, tanto en el mundo laboral como cuando he sido secretaria en el Colegio, han sido muchos años de reuniones de Junta de Gobierno en los que he sido la única mujer y no he visto nunca discriminación sino todo lo contrario. 

José. No recuerdo haber presenciado nunca ninguna situación de discriminación entre mis compañeros/as.

Y la actitud del paciente, ¿cómo responde al ser tratado por una mujer? 

Vicenta. Yo he notado una evolución, incluso en las señoras más mayores. Antes sí que eran más recatadas y no querían que las tratara un chico, preferían una mujer. Pero hoy la gente está más abierta, busca que le ayuden y le mejoren, un profesional. De hecho, tengo a un fisioterapeuta en mi clínica y siempre pregunto si les importa que les atienda un hombre y ahora ya me dicen que no, que les da igual, incluso bromean y te dicen ‘sí, sí, que me trate ese chico tan guapo’ (risas). 

Ana. En general creo que responden con total naturalidad, estoy de acuerdo con Vicenta, aunque hay casos. En trabajos en los que el paciente cree que es necesario tener más fuerza, como puede ser levantarlos o realizar una transferencia, a veces preguntan si no es mejor que lo haga un chico. Pero en la mayoría de casos, no suelen tener preferencias en cuanto al sexo del profesional que los trata.

José. En base a mis experiencias y al entorno que estoy más familiarizado, al deportista no le importa el género del terapeuta, ellos lo que buscan es la efectividad del profesional, que solucione sus problemas lo más rápido posible y así retornar a entrenar o competir.

Has tocado un tema interesante porque, a pesar de que ya empiezan a conocerse mujeres fisioterapeutas que tratan a deportistas de élite, la realidad es que en la mayoría de clubs y equipos, incluso en los femeninos, los fisioterapeutas son hombres, ¿no genera conflicto? 

José.Es cierto que hasta ahora siempre ha tenido más presencia el hombre que la mujer. Inconscientemente, el perfil que se ha buscado tradicionalmente ha sido el hombre. Pero actualmente las mujeres tienen más posibilidades de practicar deporte que hace unos años y esto abre las puertas a nuevas fisioterapeutas en estos equipos. En mi caso concreto, recuerdo cuando estuve de director técnico de la Escuela de fútbol Quart de Poblet, tanto para el primer equipo como para la escuela, contraté a dos fisioterapeutas mujeres, simplemente porque sus perfiles fueron los mejores. Pero reconozco que no es lo general, aunque esto está cambiando. Hoy, hay muchas estudiantes que acaban el Grado y se forman con cursos postgrado para el ámbito deportivo dándoles una formación específica, por ejemplo, recuerdo a una ex-alumna del curso pasado, Cristina Cerro, que está en el Levante UD y más recientemente, Ana Polo, a quien dirijo su trabajo final de grado y está como fisioterapeuta en el equipo de féminas del Valencia CF. Está claro que no es un camino fácil, pero no es imposible.

Ana.Como dice José creo que está cambiando y que poco a poco será aún más igualitario. Yo tengo compañeras a las que les gusta el ámbito deportivo y están formándose para trabajar en él. Y como comentabas, tenemos casos de deportistas de renombre como Garbiñe que tienen una fisioterapeuta.

Vicenta.Yo creo que en gran parte es también por elección personal, porque hasta ahora nuestros compañeros se han interesado más por este campo que nosotras. Como comentaba antes José, el mundo deportivo es muy exigente, no se fijan en que sean hombre o mujer, lo que quieren es que sea eficiente, rápido y que curen, volver al campo lo antes posible. 

Y al contrario, en vuestra opinión, ¿hay áreas de la Fisioterapia que estén más cercanas a la mujer que al hombre?

Vicenta. Sí claro, uno muy obvio es el Suelo Pélvico. También en fisioterapia neurológica y en pediátrica hay más mujeres. En general, creo que en las parcelas más sutiles y sensibles. 

Ana. Comparto lo que dice Vicenta, es evidente que el área de Suelo Pélvico es elegido mayoritariamente por mujeres. Con respecto a la neurología y pediatría, durante la carrera yo he tenido tanto compañeros como compañeras que han realizado prácticas en estos campos, aunque en la universidad si que he tenido más profesoras que impartían estos temas. Otra de las áreas en la que también he visto más mujeres es en la fisioterapia respiratoria.

José.Estoy de acuerdo con lo que apunta Vicenta, y más en esta ocasión por la zona corporal que se trata.

Siguiendo con el trabajo ¿cómo veis el ámbito laboral?

Ana. Ahora, el trabajo está difícil, hay poca faena, los contratos no son buenos y abrir una clínica propia no es nada fácil. Yo he tenido suerte. Me gradué en junio del año pasado, he hecho prácticas y acabo de empezar a trabajar pero muchos de mis compañeros están preparando los papeles para irse a Francia porque aquí no hay posibilidades. Y como esta opción es la única salida para una gran parte de nuevos egresados, incluso acceder a un trabajo allí se está  complicando, cada vez piden más.

Vicenta. Mi caso es muy diferente, cuando yo acabé había más posibilidades. Yo acabé fisioterapia y me fui a Xàtiva a trabajar, al mismo tiempo que seguía en el servicio municipal por las tardes, en el que finalmente me quedé como fisioterapeuta. Había mucho por hacer. De hecho, hacía muchas de las campañas que está desarrollando ahora el Colegio como divulgación y prevención en la revista municipal, charlas, educación postural a los escolares,… Y tras ello abrí mi propia clínica en Picassent. Sinceramente, hoy lo tienen mucho más difícil.

José. Bien, creo que he vivido la transición entre ambas y considero que hay varios aspectos a tener en cuenta, el primero es el número actual de facultades de fisioterapia y el segundo, la escasez de oferta de trabajo en el ámbito público. Considero que ambos dificultan la inserción en el mundo laboral, guste o no, la realidad es que hay demasiados egresados al año en la Comunidad Valenciana. 

Ante esta situación considero que sería positivo que estuviera regulado, como ocurre en otros países. El Ministerio de Sanidad, con la asesoría del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas que conoce el sector, debería fijar cuántos profesionales son necesarios y, en función de ello, establecer el número de plazas universitarias y que éstas se repartieran entre las diversas facultades siguiendo unos criterios.

Riesgos laborales. ¿Os afectan más a las mujeres fisioterapeutas que a los hombres algunas enfermedades o patologías?

Ana. Yo acabo de empezar así que de momento estoy bien (ríe) pero sí sé que en el embarazo hay técnicas que no podemos hacer por prevención.  

Vicenta. En mis dos embarazos yo era autónoma en el servicio municipal y en ambos he trabajado hasta la última semana pero no tenía magnetoterapia ni electroterapia. Hoy en la mayoría de clínicas sí hay y como puede afectar al feto, la mujer tiene que coger la baja enseguida. 

En la parte física, si bien una hernia discal igual la tiene un hombre que una mujer, por nuestra constitución sufrimos más el raquis. También es diferente el tema de esfuerzos, hay que reconocer que mayoritariamente los hombre tienen más fuerza y para determinadas tareas aguantan mejor, por ejemplo, coger un  hemipléjico. En mi clínica, si viene una persona muy grande, la trata el fisioterapeuta que tenemos, eso es así.

José. Actualmente no tengo conocimiento de estos datos en la Comunidad Valenciana, pero pronto dará a luz una tesis doctoral dirigida por una de nuestras colegiadas, Yasmín Ezzatvar, que ha estudiado este aspecto específico, y aportará datos al respecto. La literatura científica actualmente apunta que la mujer es quien presenta mayor prevalencia de dolor musculoesquelético derivado del trabajo.

Y en cuanto a la formación, Vicenta, tú que llevas más años y tienes estudiantes en práctica en tu clínica, ¿ves que las nuevas generaciones están más formadas?, ¿piensas que adolecen de alguna cosa?

Vicenta. Sin duda, a nivel académico no tiene nada que ver, se nota que ahora es un Grado, salen mucho más formados. Conocen más técnicas y son muy hábiles con las nuevas tecnologías, sin embargo, fallan en algo básico: el masaje, apenas saben masoterapia, y aquí no hay distinciones entre hombre y mujeres. Te puedo decir que todos, todos mis pacientes piden masaje y la gente joven que me llega no sabe tocar, tengo que insistirles en que toquen al paciente, que no tengan miedo.  

Así es, es una de las técnicas más demandadas por la sociedad y quizá, menos “valorada” por los fisioterapeutas…

José. Así es, cada día observo como los fisioterapeutas se forman en las últimas tendencias, modas y avances de fisioterapia, pero olvidan técnicas como el masaje, el ejercicio y otras más. Recuerdo que cuando venían mis pacientes con el problema que tuvieran la mayoría de veces terminaba la sesión con un masaje.

Bajo mi opinión, es una de las herramientas terapéuticas que más deberíamos de emplear, tengo muy buenos recuerdos con pacientes a quienes les encantaba. Esto suelo comentarlo a los estudiantes e incluso a algunos compañeros, animándoles a que apliquen las técnicas que consideren más oportunas para cada caso pero que, al menos los 10 últimos minutos, tumben al paciente y les apliquen un masaje muy suave porque la sensación con la que se van a ir es muy distinta.

Yo mismo, como paciente, la técnica que más he agradecido es el masaje. Es un técnica de contacto físico, siendo nuestra seña de identidad y no debemos dejarla en manos de pseudoprofesionales; en muchas ocasiones ocurre porque somos nosotros mismos los que hemos dejado de aplicarla. 

Ana. Yo sí que he hecho bastante masoterapia en los meses de prácticas pero es cierto que en la carrera como hay más técnicas y las tenemos que dar todas, no se centran tanto en ella como antes. De hecho, se da en segundo curso y ya no se vuelve a tocar en toda la carrera. 

Y el tema de la conciliación, ¿cómo lo veis?

Vicenta. Creo que se puede conciliar perfectamente, mi caso es un claro ejemplo. Como ya he dicho, empecé Fisioterapia a los pocos días de dar a luz. Recuerdo que subía las escalinatas de la Facultad de Medicina, se hacía allí, y temblaba de miedo y de flojedad. El primer año de la carrera tenía un bebé, trabaja como auxiliar en el servicio de Fisioterapia Municipal de Alcàsser y estudiaba fisioterapia. Para llevarlo cogí menos asignaturas que luego fui sumando en los dos cursos siguientes. Además, con el tiempo asumí cargos de gestión, primero en la delegación de la Asociación Española de Fisioterapeutas –AEF en la Comunidad Valenciana y luego en el Colegio de Fisioterapeutas, siendo secretaria desde la primera Junta de Gobierno de la entidad. Adoro a mi familia pero también mi profesión y siempre me ha gustado trabajar por ella. Por supuesto en ello ha influido y mucho mi pareja, el apoyo de mi marido ha sido constante. Cuando yo decidí estudiar nada más casarme y luego seguí ya embarazada, la mayoría de las personas de mi entorno no me entendían ni lo aprobaban, y no me refiero a hombres, incluso las mismas mujeres. Se suponía que mi ‘obligación’ era cuidar de la casa, de los hijos y de mi marido. En ese sentido fui revolucionaria y avanzada a mi tiempo. Hoy es más fácil porque la mujer está reivindicando con más fuerza su puesto profesional y la sociedad está trabajando por una mayor igualdad, por reconocer el permiso de paternidad y por generalizar la colaboración y el reparto de tareas.

Ana. Obviamente por mi edad yo no tengo una experiencia comparativa pero coincido con Vicenta en que hoy es más fácil. Antes era la mujer la que mayoritariamente se encargaba del cuidado de los hijos y el área laboral era algo secundario, ya no, hoy se comparte. También ha cambiado mucho la situación. Antes a mi edad muchas mujeres ya eran madre o pensaban en formar una familia, algo que ahora no me planteo. En general, tanto si se tiene pareja como si no, hoy las mujeres dan mayor prioridad a su proyección profesional y cada vez más van asumiendo cargos de gestión y puestos de responsabilidad.

José. Ha cambiado mucha la situación. Hoy hay mayor concienciación social de igualdad de géneros, de la necesidad de compartir tareas y obligaciones, la fuerte apuesta que están haciendo las mujeres por desarrollarse profesionalmente sin tener que renunciar a su vida familiar, con un creciente apoyo de los hombres también, hace que hoy más mujeres acepten y ocupen cargos de responsabilidad, que puedan conciliar más fácilmente, aunque como siempre, todavía se puede avanzar más. 

Cierto Vicenta, fuiste una de las pioneras en el Colegio de Fisioterapeutas, no sólo como colegiada sino de manera activa, siendo miembro de la Junta de Gobierno. ¿Cómo lo viviste y qué crees que ha cambiado hoy?

Vicenta. Se ha avanzando muchísimo. Hace 20 años estábamos en un pisito pequeñísimo en Gran Vía Fernando el Católico y toda la gestión era muy casera. Por ejemplo, ensobrábamos nosotros las cartas, pegábamos lo sellos, las llevábamos a Correos,… También es cierto que éramos muy pocos y había mucho por hacer por la profesión y por la consolidación del Colegio, nos costó mucho crearlo y que fuera creciendo.

José. Es una realidad, hoy tenemos más recursos y bajo mi experiencia en este último mandato se han sabido gestionar el ICOFCV de manera muy eficiente para conseguir que lo que en mi opinión hoy marca la diferencia y es que actualmente el Colegio es una entidad profesional. Y aquí, aunque no sea una mujer sino un hombre, tengo que hacer un reconocimiento al artífice del cambio radical de la corporación, a mi gran amigo, compañero y colega Josep Benítez. Nuestro anterior decano desarrolló una estructura para profesionalizar el ICOFCV y lo consiguió. Yo, con las bases que montaron los pioneros y la profesionalización que lideró Josep tengo que continuar y destinar todos los recursos a ayudar a nuestros colegiados. 

En cuanto al peso de la mujer en el Colegio, en cuanto a colegiadas está claro, ya lo hemos dicho, y respecto a féminas en la Junta de Gobierno, va ‘in crescendo’. En la actual hay 5 mujeres y con cargos destacados… 

José. Sí, cuando empecé a pensar en organizar el equipo de gobierno para presentar mi candidatura, tenía claro que las mujeres jugarían un papel muy importante, el reflejo de esto es que son más en las Comisiones de trabajo y que la mayor parte de las aportaciones me llegan por mujeres, por lo que tenían que estar en los cargos de gestión. Así pensé en Cristina Salar como vicedecana, en Laura López como delegada de Valencia, en Ana Lázaro como delegada de Alicante, y en Vera Moltó y Vicenta Díaz como vocales. Personalmente valoro mucho a la mujer, son muy profesionales y eficientes. 

Vicenta. Depende mucho de quién lidera la Junta, de hecho, desde aquí mi enhorabuena José por proponerlo. En 20 años nadie había tenido la idea de elegir el tema de la mujer ni siquiera yo que estuve en anteriores juntas y soy mujer.   

Ana. El mayor peso lo veo muy acorde a la sociedad actual. La mujer está igualmente capacitada que un hombre y no hay que mirar el sexo sino su profesionalidad. Y además, en nuestra institución el colectivo femenino es superior por lo que es justo que tengamos presencia en la Junta de Gobierno. Pero estoy de acuerdo con lo que dice Vicenta, es importante la sensibilidad de la persona que lidera porque se podría haber formado una Junta de hombres –totalmente capacitados sin duda- o con menos representación femenina y no se ha hecho así. Es algo que valoro.

¿Qué opináis de la importancia de estar colegiado?

Vicenta. Es una cuestión de responsabilidad. El Colegio te da protección, respaldo y amparo para poder ejercer tranquilamente nuestra profesión, no sólo por el seguro de responsabilidad civil sino también por el asesoramiento en temas importantes como asuntos jurídicos, por la información que facilita, por las actividades que organiza, por la defensa de la profesión ante las instituciones,... Hoy nuestro Colegio está muy asentado y cuenta con personas muy capacitadas que nos dan una seguridad enorme al colectivo.

Ana. Comparto que es un tema de responsabilidad civil. También veo muy importante las acciones formativas, las facilidades que se dan a los colegiados. No puedo aportar mucho más porque me acabo de colegiar, llevo unas semanas y no he podido disfrutar apenas los servicios para valorarlos con criterio. Ahora tenemos muy claro que hay que estar colegiados para ejercer, la  importancia y obligatoriedad de la colegiación nos la recalcan mucho en la Facultad.

José. Obviamente, a nivel institucional el Colegio debe ir de la mano de la legalidad. Hace seis meses, el Tribunal Supremo reforzó que los profesionales sanitarios tienen que estar colegiados. De hecho, estamos trabajando para que también los fisioterapeutas del ámbito público, de acuerdo a ley, estén colegiados. En cuanto al tema de la formación que ha comentado Ana, me gustaría puntualizar que este no es un objetivo principal de un colegio, pero sí es verdad que intentamos traer a fisioterapeutas muy destacados a precios muy reducidos para nuestros colegiados, hacer Jornadas científicas de diversa temática e intentar traer a gente que por otra vía es casi inaccesible para nuestros colegiados, como ha sido el caso del fisioterapeuta Danés Kristian Thorborg y este mes la fisioterapeuta australiana especialista en tendón, Jill Cook.

Respecto a la profesión, ¿cuáles creéis que son los retos a los que se enfrenta la fisioterapia?

Vicenta. Para mí hay dos retos fundamentales. Uno es seguir formándose. Yo creo que la fisioterapia es estudiar hasta el final porque es una ciencia de muchas patologías, está muy  bien ser generalista, yo lo soy, pero también lo estaría ser especialistas, formarse cada uno en un área para ganar eficiencia. Y el segundo, y no menos importante, no olvidar quiénes somos y la importancia de nuestras manos, potenciar más la masoterapia, porque es lo que el ciudadano quiere y valora, y una de las mejores herramientas que tenemos y nos diferencia.

Ana. Estoy de acuerdo, la formación continua es esencial, y en mi opinión, también el reconocimiento científico para demostrar que nuestras técnicas son efectivas, y seguir investigando porque la fisioterapia no deja de ser una ciencia joven.

José. Hay diversos retos que debemos de plantearnos, desde tener nuestra propia autonomía especialmente en el entorno de la sanidad pública a intentar que las mutuas valoren nuestro trabajo a nivel económico, educar a todos los fisioterapeutas de los derechos de los pacientes, el deber de facilitar los consentimientos informados, cuidar los datos de nuestros pacientes, etc. hemos avanzando pero aún queda mucho camino por recorrer.

Para ir finalizando, una pregunta más personal. ¿Qué planes tenéis de aquí a 5 años?

Vicenta. Seguir aprendiendo y disfrutando día a día de esta profesión que me llena tanto hasta que llegue el momento de la jubilación y el descanso.

Ana. En mi caso terminar podología porque, aunque quiero dedicarme a la fisioterapia, considero que ambas se complementan muy bien, y además, seguir formándome en fisioterapia. 

José. Supongo que estaré en la Facultad de Fisioterapia con mis obligaciones docentes y a nivel del Colegio no lo sé, soy realista y mi intención de momento es acabar estos 4 años y poder dejar el ICOFCV en el sitio que merece. 

Y por último, si queréis añadir algo más…

Vicenta. Agradecer al Colegio que haya dedicado una revista a la mujer, en especial, gracias a nuestro decano José por ser el impulsor de esta iniciativa, a tu sensibilidad Rosa y a la de José Ángel para plasmar el sentir de las mujeres en esta entrevista, para trasladarlo a la sociedad y al colectivo, formáis un gran equipo. Mi más sincero agradecimiento a los tres, estoy convencida de que será compartido por todas las mujeres al leer este número de FAD. 

Ana. Me gustaría agradecer tanto al Colegio como al decano que haya dedicado un número de la revista a las mujeres ya que representamos un gran porcentaje de colegiadas y se agradece ese reconocimiento. Por otro lado, también un agradecimiento al equipo que ha hecho posible esta entrevista. 

José. Agradecer a Vicenta y Ana el haber sido partícipes en esta bonita experiencia y desearles que les vaya bien.

 

Si lo prefieres, puedes leerlo en el pdf adjunto.