La Fisioterapia, clave para los peregrinos valencianos con Parkinson que recorrieron el Camino de Santiago

Reto conseguido con la colaboración del ICOFCV

Hacer el Camino de Santiago, o una parte de él, es algo que cada año miles de personas se plantean como un reto y que cumplen en cuanto encuentran la ocasión perfecta para ello. Los motivos que les mueven suelen ser diversos pero todos destacan el valor de la vivencia y difícilmente olvidan cada uno de los pasos dados para conseguirlo. La historia ha sido, si cabe, aún más especial para los trece peregrinos, nueve de ellos valencianos, enfermos de Parkinson que acaban de finalizar su particular hazaña. Según sus propias palabras, ha sido “una experiencia inolvidable y de equipo”.

 

Bajo el proyecto “Que tiemble el Camino”, estos peregrinos han recorrido los 108 kilómetros que hay desde Orense hasta Santiago de Compostela por la ruta de Levante. Seis etapas que debido a su enfermedad se convertían en un reto diario. “Nos levantábamos muy temprano porque al ir más lento siempre teníamos miedo a no llegar a tiempo”, comenta Nila Guijosa Alcalá, una de las peregrinas enfermas de Parkinson.

 

La fortaleza mental había que acompañarla de fuerza física, un punto débil en los enfermos de Parkinson que han contrarrestado con Fisioterapia. La expedición ha contado con la colaboración del Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad Valenciana (ICOFCV), que les ha prestado material técnico, y con la asistencia de siete fisioterapeutas, cinco de ellos valencianos. También han ido varios estudiantes de Fisioterapia de la Universidad Católica de Valencia.

 

“La parte física, las cuestas, ha sido lo más duro pero el compañerismo y el apoyo de los profesionales fisioterapeutas que nos han acompañado ha sido clave, no sólo nos han ayudado durante la travesía, al llegar cada tarde también teníamos sesión de Fisioterapia para recuperar y poder afrontar al día siguiente una nueva etapa”, explica Eduardo Roig, también enfermo de Parkinson.

 

Como subraya el fisioterapeuta de la Asociación Valencia Parkinson, organizadora del proyecto, Nelo Villanueva, “el Parkinson afecta principalmente a la musculatura y a medida que iban acumulando kilómetros día tras día, esta se resentía y avanzar se hacía más complicado. Cada tarde hacíamos estiramientos y masoterapia con el objetivo de paliar la sobrecarga muscular”.

 

Para la mayoría de los peregrinos con Parkinson este era un objetivo de superación personal. Sin embargo, el Camino lo transformó en un reto de equipo. “Al principio nos lo planteamos como un objetivo profesional pero ha sido imposible no involucrarse personal y emocionalmente, es increíble el espíritu de lucha que tienen”, indica Nelo Villanueva. A ello, Carlos Villarón, tesorero del ICOFCV y uno de los fisioterapeutas valencianos que los ha acompañado, puntualiza: “La ayuda de unos a otros en cada momento era constante, si alguien se quedaba atrás se le esperaba, si alguien decaía un poco encontraba el apoyo de todos. Ha sido duro pero muy gratificante”.

 

Una visión compartida por todos los participantes. Nila Guijosa recuerda que no es la primera vez que hace el camino “pero en esta ocasión ha sido especialmente satisfactorio, ha sido un camino de equipo. Yo que iba un poco más floja de fuerzas me he sentido acompañada en todo momento, jamás me sentí sola. Además me he sentido comprendida porque he podido compartir tus dificultades con personas que saben de qué les estás hablando, que las sufren como tú, esto es muy importante”. Y Eduardo Roig lo corrobora: “toda la dureza se olvida y queda la experiencia,  el cariño y compañerismo que ha habido,…la llegada a la Plaza del Obradoiro es el momento más emotivo que he vivido en mi vida”.

 

Atrás queda el sufrimiento físico acumulado en cada uno de los kilómetros que separan Orense de Santiago. Y por delante, la experiencia de equipo vivida y el objetivo perseguido de despertar conciencias sobre la realidad del Párkinson, que aún siendo la segunda enfermedad neurodegenerativa por número de afectados es una gran desconocida.