En el ámbito privado, el fisioterapeuta puede ejercer por cuenta ajena o por cuenta propia como autónomo, y puede hacerlo de diversas maneras, no obstante, la mayor parte de los profesionales encuentran su espacio en la clínica privada, principalmente abriendo su propio centro. Para hablar de ello, en el monográfico de nuestra revista colegial FAD hemos contado con cinco profesionales que lo ejemplifican: Bruna Homs, Carlos López Cubas, Víctor Lledó, Jesús Ramírez y Víctor Segarra.
En el último número de nuestra revista colegial, 'Fisioteràpia al Dia' hemos elaborado un monógrafico para dar a conocer los diferentes ámbitos profesionales del fisioterapeuta. La inmensa mayoría de 'fisios' desarrolla su carrera profesional en el ámbito asistencial, que engloba a más del 90% del colectivo, y dentro de este en la clínica privada. Para conocer cuál es la situación actual y cómo es el día a día en este campo, hemos contado con nuestros colegiados Bruna Homs, Carlos López Cubas, Víctor Lledó, Jesús Ramírez y Víctor Segarra.
En este contexto, el trabajo diario del fisioterapeuta es fundamentalmente asistencial. “El fisioterapeuta mantiene un trato directo y cercano con el paciente durante todas las etapas del proceso de recuperación física: realiza la valoración inicial, emite el diagnóstico funcional, decide el abordaje terapéutico, trabaja con él durante el periodo de rehabilitación e incluso realiza el seguimiento posterior”, afirma Jesús Ramírez.
Además, si en la clínica trabajan más profesionales sanitarios, fisioterapeutas o de otras disciplinas por tratarse de una policlínica, “el fisioterapeuta debe mantener relación con el resto de fisioterapeutas del centro, en sesiones clínicas si resulta necesario para consensuar y optimizar las opciones terapéuticas, y con el resto de profesionales sanitarios relacionados con cada caso particular (médicos, podólogos...)”, explica Carlos López Cubas.
Para Víctor Lledó “cada sesión es un reto y hay que intentar cumplir el objetivo de ayudar al paciente a mejorar con las mínimas sesiones posibles”.
Asistencia individualizada
Un aspecto en el que hay unanimidad absoluta es que un centro privado puede ofrecer un modelo de atención más personalizado y la libertad de decisión con respecto al tratamiento fisioterápico. “Podemos ofrecerle al paciente una asistencia de mayor calidad ya que podemos dedicarle más tiempo y de manera individualizada. Y al no depender de un sistema jerárquico, como ocurre en muchos centros públicos, podemos hacerlo con un plan de actuación más amplio y holístico, por lo tanto, más completo”, defiende Bruna Homs. Una afirmación a la que se suma Víctor Lledó: “En el ámbito privado tenemos la posibilidad de realizar un tratamiento más global y no solo tratar la zona lesionada. Tenemos que saber escuchar, comprender y atender de forma individual a nuestro paciente para tratarle y guiarle”.
Víctor Segarra, Carlos López Cubas y Jesús Ramírez también apuntan en esta línea. “Podemos ofrecer lo que no encuentran en un servicio público: individualización, personalización y atención. A nosotros nos vienen muchos pacientes derivados de mutuas y centros públicos que llevan meses en tratamiento y no mejoran y, al final, realizando un tratamiento bajo una buena valoración y razonamiento clínico mejoran en pocas sesiones”, indica Segarra.
Por su parte, López Cubas explica que “en los centros públicos, la ratio de paciente por fisioterapeuta es tan elevada que, pese a la profesionalidad y dedicación de los fisioterapeutas y los recursos materiales disponibles, difícilmente puede asegurarse una atención que la mayoría de los problemas de los pacientes requiere. Desde los centros privados estamos, además, menos sujetos a protocolos o imposiciones de tratamiento por parte de otros profesionales. Esto nos permite poder reorientar con precocidad los tratamientos y optimizar las decisiones terapéuticas”.
Y Jesús Ramírez asegura que “los pacientes agradecen especialmente que no haya listas de espera, la atención en un centro privado es inmediata o en un plazo muy corto. También valoran que se les pueda atender en el horario que mejor se adapte a sus circunstancias personales. Cuando me decidí por el sector privado valoré especialmente el hecho de poder disponer de libertad para gestionar el tiempo dedicado a cada paciente, así como la posibilidad de adaptar y personalizar el tratamiento fisioterapéutico que requiere cada cual según sus necesidades. No obstante, quisiera añadir que se tiende a comparar/enfrentar a los sectores público y privado y desde mi punto de vista es un error, ambos son complementarios”.
Otro apunte autocrítico lo hace López Cubas: “La fisioterapia en el ámbito privado debe aprovechar la posibilidad de establecer con mayor libertad su modelo asistencial en base a objetivos realmente terapéuticos si bien es cierto que determinadas modalidades de fisioterapia privada han quedado subyugadas al imperativo económico, y pueden optar por ofrecer modalidades efectistas de tratamiento (más publicitarias que efectivas), sucumbir a la indiscriminada tecnologización de la profesión (como apariencia de modernidad y actualización), o remodelar los tratamientos sólo en base a la relación coste-beneficio, algo generalmente poco beneficioso para el paciente”.
Tipos de pacientes y especialización
Respecto a la tipología de paciente, la mayoría de clínicas de fisioterapia se dedican a tratar pacientes con problemas musculo-esqueléticos, siendo el ámbito deportivo uno de los más habituales. Pero los campos se han ido ampliando y cada uno va asentándose en un terreno, tal y como relatan Carlos López, Bruna Homs y Jesús Ramírez. El primero comenta que se han ido “especializando para dedicarnos de forma más específica a atender a pacientes con neuropatías, cuadros de dolor complejo y músicos”. En la clínica de Homs atienden sobre todo “neonatales, geriátricos, deportistas y neurológicos de todo tipo”, mientras que en la de Ramírez, principalmente son “pacientes con lesiones de origen traumatológico y deportivo, pero también tratamos suelo pélvico y alteraciones vestibulares. Cada vez realizamos más tratamientos preventivos, especialmente en el ámbito deportivo pero también en el laboral”.
De hecho, aunque en Fisioterapia no existen la especialidades de forma oficial, la realidad es que los profesionales cada vez más se van especializando en determinados campos y terapias, derivando en los casos en los que no son expertos. Víctor Segarra lo resume así: “Quien mucho abarca poco aprieta. Es imposible saber mucho de fisioterapia pediátrica, de geriátrica, neurológica, traumatológica, invasiva, osteopatía, terapia manual…, considero que las clínicas que mejor funcionan son aquellas que están especializadas en algo concreto, nosotros por ejemplo somos especialistas en fisioterapia neuromusculo-esquelética y fisioterapia invasiva, los pacientes con patologías de las que no nos consideramos especialistas los derivamos a compañeros especialistas para que les puedan ayudar de forma más segura y eficaz”. Aspecto en el que coincide de pleno Jesús Ramírez: “Hace tiempo que apostamos por la especialización y si el paciente que llega nos pide un tipo de servicio que no realizamos o creemos que puede atenderlo mejor otro compañero, lo derivamos”.
No ser especialista en todo no es un inconveniente si se sabe orientar, como dice Carlos López Cubas: “No resulta viable invertir en formarse en demasiados campos, y además la experiencia clínica que se va adquiriendo, algo fundamental como sanitario, es menor. Pero, como centro, no tiene por qué ser negativo, siempre que existan diferentes profesionales formados en cada área”. En la misma línea, Víctor Lledó, quien explica que cree “más que nunca en un equipo interdisciplinar y en la especialización de los fisioterapeutas, hoy es fundamental trabajar en equipo”.
“La mayor parte de los pacientes que va a una clínica privada ya ha tenido contacto previo con la Fisioterapia, normalmente a través de la mutua o de la seguridad social, y muchos de ellos lo hacen para complementar el tratamiento que reciben allí. Una vez nos conocen y saben como trabajamos, si vuelven a tener alguna molestia o lesión vienen directamente a nosotros”, afirma Víctor Segarra, a lo que su homónimo añade: “la mejor publicidad, tu buen hacer”.
Retos y barreras
Unanimidad también en cuanto a los principales desafíos y barreras que se encuentra el ‘fisio’ que tiene una clínica privada: la burocracia, la fiscalidad y los costes laborales.
“Es difícil abrir una clínica, desde las tasas, los permisos de sanidad, la contratación de personal técnico como un arquitecto, asesoría,… y a ello hay que sumar los gastos de autónomo, de material, etc. Es necesario una inversión inicial”, apunta Bruna Homs.
“Gestionar de forma eficaz un centro de fisioterapia es una labor muy compleja y nadie te prepara durante tu etapa formativa para los retos que surgen en el día a día. Cuando trabajas como autónomo no sólo tienes que luchar por mejorar tus conocimientos, tu praxis, tu atención profesional… sino que además debes saber lidiar correctamente con tus obligaciones fiscales, laborales y administrativas (historial clínico, prevención de riesgos, balance económico, etc.). Si además tienes a otros compañeros bajo tu responsabilidad la complejidad aumenta, ya que se incrementa el número de tareas (gestionar horarios, agenda, formación, mantenimiento del espacio de trabajo, etc.). Los pacientes siguen solicitando tus servicios y debes seguir ofreciéndoles la mejor atención a pesar de estos quehaceres burocráticos que absorben gran parte de tu tiempo”, recalca Jesús Ramírez.
Víctor Lledó va más allá e indica que “hay que conocer muy bien los gastos globales para aplicar unas tarifas correctas y no perder dinero”. En la misma línea, Carlos López Cubas asevera que “los elevados costes laborales y los diversos gravámenes obligan a atender, y con lupa, la rentabilidad de las diversas acciones. Y, por otro lado, los esfuerzos en publicidad, no sólo de la propia oferta, sino muchas veces de la profesión en general. Los colegios profesionales están logrando presentar y dignificar nuestra profesión a nivel social, pero queda mucho camino aún, incluso en relación con otros profesionales sanitarios que aún nos ningunean”.
Salidas profesionales
En general, todos piensan que la Fisioterapia ha mejorado y avanzado mucho y que la sociedad conoce más todos los beneficios que puede aportarles, aunque también corroboran que queda camino por recorrer. Pero ¿cómo valoran las salidas profesionales para el profesional en el ámbito privado? Las respuestas a esta pregunta son más diversas aunque con un denominador común. Víctor Segarra cree que “a día de hoy, el ámbito privado es la única opción factible que existe, dado que trabajo en el sector público es difícil, existen muy pocas vacantes”. Víctor Lledó califica las salidas profesionales como “buenas pero especializándose” y Carlos López Cubas también apunta a “invertir en formación especialización. A la hora de valorar salidas, creo que cada uno debe decidir qué quiere ser como fisioterapeuta, cual es la mejor forma para conseguirlo, e invertir para ello, dentro de sus posibilidades pero apuntando siempre alto”.
Autocrítica
El contrapunto, aunque siguiendo la línea, lo pone Jesús Ramírez: “Me gustaría poder decir que abundan las oportunidades laborales, pero lamentablemente la precariedad laboral en esta profesión es una constante. Y establecerse por cuenta propia es complicado. Pero no quiero transmitir un mensaje pesimista: es posible conseguirlo… eso sí, con mucho esfuerzo y mucha constancia. Personalmente creo que vale la pena emprender la aventura de abrir tu propia clínica; la satisfacción de poder dedicarte a lo que te gusta compensa el sacrificio”.
Bruna Homs también argumenta que el ámbito privado le parece “una salida más gratificante al nivel profesional ya que puedes gestionar mejor el tratamiento del paciente, pudiendo utilizar todo tipo de técnicas y formaciones”, palabras que suscriben el resto de compañeros.
La gestión en la clínica privada, un punto crítico
También puedes leer la entrevista en el pdf adjunto.