Page 46 - FAD Diciembre 2024
P. 46
Monográfico
Informació col·legial
46 | FAD La Fisioterapia responde: Unidos por Valencia 46 |
46 |
Dimitir es un apellido ruso
José A. Polo Traverso
Colegiado de Honor del ICOFCV
PT, DPT, FAAOMPT. Doctor en Fisioterapia
Fellow de la Academia Americana de Terapia Manual
Codirector de Fisioteràpia al Dia
Comienzo esta pieza participando sentidamente en el duelo por esos
doscientos y pico ciudadanos que se dejaron la vida el pasado 29 de
octubre de 2024. El que pierde la vida lo pierde todo, el presente real
y el potencial futuro; todo, lo que se dice todo, se va al garete y no
vuelve más. Nosotros, usted y yo, afortunados por seguir viviendo un
día más, mostramos nuestro sentido pesar por su partida y les dedi-
camos un callado homenaje. Descansen en paz.
La reciente DANA fue uno más de los desastres naturales que vie-
nen azotando Valencia desde antes que Aníbal hiciese ‘la mili’ en
Ceuta porque desastres de los otros, de los que se trapichean en
oficinas gubernamentales, los han sufrido los valencianos a casco-
porro desde época mucho más reciente. La ciudad del Turia lleva
recogidas unas veinticinco riadas desde la primera que se docu-
menta en 1321, llevándose consigo aquel año parte de las murallas
e incluso muchas casas de intramuros. Pero la más gorda de aquel
periodo fue la de 1517, momento histórico en el que Carlos I de Es-
paña y V de Deutschland se aposentaba en un trono español nuevo
del paquete. La crónica recoge que “En el año mil quinientos diez y
siete, llovió en Valencia cerca de cuarenta días continuos, que pare-
ció un retrato del diluvio de Noé: y se cayeron cosa de cien casas, y
entre ellas la del cura de la parroquia de San Esteban, que le tomó
debajo, juntamente con el sacristán que le servía, donde estuvieron
enterrados por tres días y sintiendo el pueblo que pedían misericor-
dia, acudieron sin parar a desmontar toda aquella ruina, hasta llegar
a ellos.(...) A la caída de las casas, se siguió una tan inaudita avenida
del río Turia, que todos entendieron había llegado el último fin de
Valencia.”
En otras palabras, que cayó la de Dios es Cristo y el personal esta-
ba con el culillo apretado. Los relatos de aquella destrucción bien
podrían haber salido de la boca de reporteros dicharacheros del
Telediario quinientos siete años más tarde: “derribó treinta y una