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Racó judicial
Marzo 2025 Visión periférica
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los judíos conversos. Esta nueva bofetada del meapilas de Felipe II a las
condiciones impuestas en las capitulaciones de Santa Fe motivó entre
otras cosas la Revuelta de las Alpujarras de 1568 y de ahí en adelante
se sucedieron las broncas. Tanto es así que el siguiente Felipe que saltó
al terreno de juego puso a los moriscos de patitas en la calle en 1609,
dándose el triste espectáculo de quince mil moriscos en el puerto va-
lenciano del Grau siendo embarcados con destino incierto; los últimos
que quedaban en la península. De forma efectiva, esa expulsión supuso
la deportación definitiva y en masa de los que habían perdido la guerra
ciento y pico años antes: vencidos, negados de su religión y su cultura,
expulsados de su país a pesar de haber aceptado la cultura y la religión
de los vencedores. Triste espectáculo para quien quiera, sin un ápice de
revisionismo histórico, ponerse en las babuchas de aquella gente. Ojo
al dato que estos moriscos no cobraban paguitas de la Corona ni trapi-
cheaban hachís ni te robaban la cartera a punta de cimitarra: esta gente
seguía currando un día sí y el otro también hasta que toparon, en refe-
rencia a lo que Alonso Quijano le dijo a su escudero, “con la Iglesia... “

Acabo el relato metiéndoles la segunda y última morcilla a contrapelo.
¿Sería beneficioso tal vez para la Fisioterapia valenciana que el Ministerio
de Sanidad, en plan Imperio Austrohúngaro, decretase la colegiación in-
mediata y absolutamente obligatoria de los ‘fisios’ mudéjares, esos que
son fisioterapeutas pero pasan de colegiarse? ¿Qué medidas debería
tomar un Colegio que, tras veinticinco años de trabajo en beneficio de 25 Aniversario del ICOFCV De un sueño a un Colegio Profesional consolidado
los fisioterapeutas, tiene a más moriscos y marranos que otra cosa entre
sus filas? ¿Debería ese Colegio resucitar el zasca brutal de los Felipes
austriacos y expulsarles de la profesión?

Que en los Colegios de Fisioterapeutas de España hay más conversos a
la fuerza que otra cosa está muy claro; lo que no está tan claro es cuánto
más podemos permitirnos el buenrollismo colegial de paga tu cuota y
nosotros hacemos el trabajo duro. Aglutinar bajo una misma bandera al
que quiere y al que no quiere estar es tan contraproducente hoy como
lo era hace cinco siglos: crea mala sangre y hace muy poco por la causa
común. Tampoco sería recomendable que un colegio de fisioterapeu-
tas cargase legalmente contra aquellos que no se colegian porque no
les sale del acueducto de Segovia, pero a lo peor eso es lo que hace
falta, unas hostias sin consagrar. Si algo aprendimos de nuestra Historia
es que ni reyes ni emperadores tuvieron éxito introduciendo consignas
culturales y religiosas con calzador y eso que usaban la cachiporra de
convencer con mucha soltura, imagínense qué posibilidades de éxito
tiene un Colegio que prefiere morir de amor a sus semejantes antes que
morir matando a sus verdugos.